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Author Taller La Huella / Roberto Rubiano Vargas
Pages 171
Signed No
ISBN 8482770268
Publisher Carlos Valencia Editores
Publishing date 1979
Publishing place Bogota
Language Spanish
Edition second
Binding Softcover
Book condition Acceptable
Condition description cover worn along spine, edges backside/frontside folded.
Inside endpages foxed, pages slightly toned.
Dimensions (cm hxb) 22 x 22
El título de esta compilación, es un título equívoco. Nada más contempera neo a nuestra época que la fotografía. Pero también nada más diferente al trabajo que realizan actualmente los fotógrafos colombianos, que esa vieja tlntetipia donde se muestra la calle del observatorio, en Bogotá, tomada por el Barón de Gross en 1842, dieciseis años después de que Nicephore Niepce presentara al mundo la primera imagen fotográfica realizada. Es decir, si la primera^fotogra^ fía hecha en Colombia la toma un extranjero, con la perplejidad que embarga a todo pionero, las últimas promociones de fotógrafos nacionales han comenzado a elaborar una visión propia, fundamentada más en sus propios errores y busquedas, que en las falsas vanguardias que se promueven por medio de las revistas extranjeras especializadas. Relievando así la manera como esta forma de expresión visual se ha integrado a nosotros, a nuestro clima, proporcionándonos un activo documento que diariamente influye el medio social donde se produce. Esta selección es un primer intento de mostrar hasta qué punto el trabajo fotográfico colombiano comienza a ser acorde con el país donde nace. A tratar de incorporarse a su iconografía, a sus signos de relación visual. Sin embargo, como toda antología, corre con los riesgos de fallar en la representatividad de la muestra y en la validez de los trabajos escogidos. Pero, por encima de todos los posibles errores, creemos que la mayor equivocación que pudo cometerse, es la de no haber realizado este libro. En estas páginas se encuentran los aficionados con los profesionales, los reporteros con los publicistas. Dos centenares de fotografías, así como un mínimo archivo documental, que en su conjunto forman el retrato de ese gran sujeto que pretendíamos destacar en este libro: nuestro país. Un país concreto y cierto, distinto al de las casas de turismo y agencias de publicidad. Una medida real que definiera y determinara los límites estéticos de la fotografía nacional. Porón cul tiempo donde se produce. De ahí la razón por la cual en este libro no cabía toda la fotografía que diariamente se comete en Colombia. De haber sido así, hubiera sido difícil explicar qué hacía una foto publícitando jabones al lado del trabajo de —digamos— Efraín García, EGAR. Afortunadamente la mayoría de fotógrafos participantes entendió claramente qué era lo que se buscaba y con su complicidad esta publicación recoge sin rubor las palabras que Karl Pawek anotaba en la presentación de un libro y una exposición realizada bajo el título: Qué es el hombre". La fotografía tomada como un fin en sí misma fácilmente se torna inconsistente. Ella constituye una ventana abierta hacia nuestra realidad, (...) Por consiguiente, el éxito máximo de las fotos expuestas sería lograr que el püblico, al abandonar esta exposición, ya no pensara más en la fotografía sino en el ser humano. Esto es algo que nos interesa. Esa preocupación ética por enunciar sustantivamente un aspecto del mundo en el que se fundamenta toda expresión artística. Dicha preocupación —creemos— está presente en la línea general que imprimieron a este libro los mismos fotógrafos. Es en cierta forma, un reportaje ''níimo al país. Una manera de ordenar en conjunto la posible réplica a esa ava'ancha de imágenes que diariamente nos acomete por los medios de comunicac/ón masiva y que constituye una de las mejores formas de dominación cultural y Cíe la cual participa la fotografía de manera principalísima. Sobre esto, en un libro titulado "La Fotografía Como Documento Social" (Editorial Gustavo Gilí), su autora, la fotógrafo y crítica Giséle Freund señalaba: ...más que cualquier otro medio, la fotografía posee la aptitud de expresar los deseos y necesidades de las capas sociales dominantes, y de interpretar a su manera los acontecíla vida social. Pues fa fotografía, aunque estrictamente unida a la naturaleza, sólo tiene una objetividad ficticia. El lente, ese ojo supuestamente imparcial, permite todas las deformaciones posibles de la realidad, dado que el carácter de la imagen se halla determinado cada vez por la manera de ver del operador y las exigencias de sus patronos. Por lo tanto, la importancia de la fotografía no sólo reside en el hecho de que es una creación sino sobre todo en el hecho de que es uno de los medios más eficaces de moldear nuestras ideas y de influir en nuestro comportamiento. Poroso, a manera de conclusión inicial, digamos que este libro podría servir para algo. Quizá para comprender un poco mejor la manera como miramos hacia nuestro país. LA FOTOGRAFÍA: ARTE Y DOCUMENTO. Ya resulta un tópico superado la querella de si la fotografía es o no un arte. Sin embargo en nuestro medio es casi nula la atención que se le presta a la fotografía como producción cultural, al punto de que es imposible encontrar un archivo ordenado de la fotografía nacional. Y los pocos archivos individuales que existen, fuera de los utilizados por los periódicos, o bien duermen en coleccioes privadas, o están en manos de comerciantes que guardan las fotografías 'para que la gente se divierta viéndolas en la vitrina los veinte de julio", como nos dijo uno de estos testaferros cuando inquirimos su colaboración para el apéndice documental de este libro. Clemente Airó, en un número de su revista Espiral que le dedicara a la fotografía en Colombia, señalaba lo siguiente: Hoy en día, la fotografía nos da la imagen de los movimientos sociales con un valor de precisión e impacto documental incalculable. En el mañana revisarán núestras fotografías quienes deseen conocernos, saber de nuestros actos, cómo fueron realizados. Cuando no se pone atención al valor del documento gráfico sucede lo que enseguida narraremos a manera de ejemplo: En nuestra superficial exploración —más de periodismo que de erudición en la materia—, encentramos dos estupendos y valiosísimos archivos de negativos en placas de cristal. Negativos que comienzan a narrar la vida colombiana desde casi sesenta años y que fueran producto del trabajo de los fotógrafos Lara y Gómez. Uno de sus actuales propietarios contaba horrorizado que cuando él se hizo cargo del archivo. ya habían sido destruidas más de dos millares de placas... simplemente para aprovechar los vidrios! Hasta ahí, la anécdota de Clemente Airó refleja con suficiente espanto la situación de la fotografía en Colombia. Pero a su desconocimiento como herencia cultural (reciente y limitada por su escasa calidad y cantidad, pero herencia al fin), hay que sumar la manera como se la asimila a otras artes para aceptar su valor o sus posibilidades estéticas. Esto lleva a que la fotografía sea rechazada en su propio código de expresión a interpretación. Se la prefiere llevar al terreno de la pintura, del diseño gráfico, del "arte conceptual", para aceptarla como arte. Es decir, entre menos fotografía sea, más arte es. Sobre esto, Giséle Freund en su libro ya citado, señalaba: (Hacia 1900)... se pretendía que la fotografía se pareciera cada vez más a la pintura al óleo, al dibujo, a los aguafuertes, litografías y demás técnicas del dominio de la pintura. Su principal efecto consistía en remplazar la nitidez del objetivo por el difuminado. Los fotógrafos creían dar una nota artística a sus pruebas si borraban lo que justamente es característico de la imagen fotográfica, su nitidez. El estilo impresionista en la pintura desempeñó un importante papel dentro de esta evolución. Cuanto mayor impresión daba la fotografía de ser un sustituto de la pintura, más dispuesto estaba el gran público, poco cultivado, a encontrarla "artística". (...) Para postre presentaban dichas fotografías en macizos marcos de bronce o plata, adornados mediante dibujos tortuosos que pretendían acentuar aún más su ficticio valor. En nuestro medio, un medio difícil (hostil sería mejor el término) a las exprealones culturales que tiendan a poner en tela de juicio los valores preestablecídos por sociedades que no podemos reconocer como nuestras: Para citar dos ijemplos, los criollos terratenientes de la post-independencia y los cuarenta y cinco años de hegemonía conservadora durante los cuales se paralizó no sólo la economía sino la cultura del país. Resulta sumamente fácil el florecimiento de actitudes y formas artísticas que se hacen cómplices de la iconografía de la neocolonia y el subdesarrollo en que naufragamos: El sagrado corazón de Jesús y el retrato de Kid Pambelé. En un medio así, la fotografía a lo más se acepta como una técnica de retratismo naturalista que puede considerarse arte, siempre y cuando evite fijarse en las características de ese subdesarrollo que alguna pintura convirtió en el "color local" de un torpe folclorismo y algunas tendencias críticas, inmersas en los conceptos del más desueto costumbrismo tienden a presentar como perfecta imagen vernácula nacional. Es por eso que esta selección propone la fotografía en su exacta definición de limitaciones y posibilidades. La fotografía como documento político, social y artístico (en un orden que no es necesariamente el descrito), sujeta a un código propio de interpretación, con posibilidades diferentes, no mejores ni peores. sino diferentes a las de la pintura, el dibujo, las artes gráficas y el cine La fotorana como una manera de aproximarnos al mundo de cada día para conocerlo /transformarlo. Una fotografía, como diría Luckács, que esté "contra la forma sin contenido y sin un problema poéticamente concreto en su interior y vice-versa".

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Fotografia colombiana contemporanea

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Overview of contemporary Colombian photographers, compiled by Taller La Huella. Foreword by Robert Rubiano Vargas. 2nd. ed. 1979
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